Equidad de género, empoderamiento y participación económica y laboral
Saludos, agradezco la invitación a las autoridades de esta prestigiosa universidad, con ellas al Sr. MILCIADES PUA GOMEZ, y la Dra. Carmen Luz Consuegra –Pte. Colegio de Abogados de Bogotá, reciban un afectuoso saludo. Gracias a la Lic. Milbia Guerrero Directora Ejecutiva de NUESTRA ANAI, por su acompañamiento.
Al hablar de equidad de género tengo que recordar John F. Kennedy cuando dijo, ¨Yo no digo que todos sean iguales en su habilidad, carácter o motivaciones, pero sí afirmo que debieran ser iguales en su oportunidad para desarrollar el propio carácter, su motivación y sus habilidades.
La equidad de género es un principio fundamental que busca garantizar que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades y derechos en todos los aspectos de la vida. En nuestro país, este tema ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente en el contexto de la participación económica y laboral de las mujeres. A pesar de que en torno a la paridad de género en RD estamos muy bien, pero persisten desafíos significativos en el empoderamiento femenino y la equidad salarial, también nos hacen falta más designaciones de mujeres en puestos de poder. En la ocupación femenina de puestos electivos solo contamos con el 12 por ciento de mujeres en el congreso nacional, y en relación a los Ministerios el país cuenta con veinticuatro Ministros y solo dos Ministras, para un 7.69 % y en el Congreso solo tenemos un 12 por ciento de los congresistas mujeres como hemos indicado.
La equidad de género es el proceso que resuelve las desventajas que sufren algunas personas debido a su género. También podemos aseverar, que es la aplicación práctica de la igualdad. La diferencia entre igualdad y equidad de género radica en que la igualdad de género promueve los mecanismos legales para que todos los ciudadanos accedan a sus derechos, sin que su género sea una limitante.
Empoderamiento con enfoque de género. Es esencial para la plena realización de los derechos y el potencial de todas las personas. La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino también uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacifico, próspero y sostenible, debemos promover la igualdad de género y el empoderamiento de las niñas, mujeres y hombres, a fin de construir un mundo más pacífico a través de la educación.
Previo a la profundización al tema que nos ocupa, equidad de género, empoderamiento y participación económica y laboral, es oportuno dar unas pinceladas al derecho a la igualdad y a los derechos de las familias, que si bien la familia es el fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo integral de las personas. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, o por la voluntad responsable de conformarla.
Estamos comprometidos en construir familias sanas e integrales, constituidas en igualdad en derechos, vamos a formar hombres y mujeres con una visión clara de que todos somos iguales ante la ley, que nacemos libre e iguales, recibiendo la misma protección y trato de las instituciones y autoridades, y demás personas, y gozando de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, y condición social o personal. Así lo precisa el artículo 39 de nuestra constitución política.
“Como hemos indicado, la República Dominicana en paridad de género estamos muy bien posicionados, sin embargo, nos quedamos atrás en empoderamiento femenino, según un informe global difundido por ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)”[1] y un artículo publicado en el periódico Acento en 2023. Este informe destaca que, aunque las mujeres dominicanas han logrado acceder a espacios que antes les eran negados, como la educación superior y ciertos sectores laborales, aún enfrentan barreras que limitan su desarrollo pleno y su capacidad de influir en decisiones económicas y políticas.
En marzo 2024 se llevó a cabo el panel de “Mujeres y derechos, para invertir con equidad” organizado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en el mismo seindicó que “si bien hay avances en la disminución de la pobreza, las mujeres aún se encuentran en una posición de desventaja, especialmente en lo relativo a la distribución desigual del trabajo doméstico no remunerado”[2]. Este trabajo, que a menudo recae desproporcionalmente sobre las mujeres, limita su capacidad para participar plenamente en el mercado laboral y, por ende, en la económica del país. La falta de reconocimiento y valoración de este trabajo contribuye a perpetuar la desigualdad de género. Claro está que estas consideraciones fueron basadas en la cotidianidad, ya que constitucionalmente y para fines judiciales la labor domestica ha sido reconocida en el artículo No.55, inciso 11, de nuestra carta magna, el cual precisa. ¨El Estado reconoce el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social, por lo que se incorporará en la formulación y ejecución de las políticas públicas y sociales.¨
El Presidente Luis Abinader presento en su discurso del pasado 27 de febrero en la celebración del 181 aniversario de nuestra Independencia Nacional, un incremento del 528 por ciento en las mujeres empresarias, demostrando que seguiremos avanzando, trabajando con determinación, para consolidar una nación más inclusiva, con igualdad de oportunidades y libre de violencia, para que las mujeres sean protagonistas de su propio destino.
No obstantes este reconocimiento, el país tiene dos grandes desafíos en estos momentos, el primero es frenar la violencia intrafamiliar, ya que los feminicidios se han incrementado a la fecha, agregándose a estos la violencia, vicaria, la cual ni siguiera se encuentra tipificada en nuestras normativas. Tenemos estadísticas alarmantes en los casos de violencia intrafamiliar, según datos recientes, en los últimos cinco años se han registrado 438 feminicidios en el país, lo que representa el 57.7% de las 758 muertes de mujeres en condiciones de violencia durante ese período. La mayoría de estos crímenes ocurrieron en el hogar de las víctimas, evidenciando que el lugar que debería ser más seguro se convierte en el más peligroso para muchas mujeres.
En 2024, la Fundación Vida Sin Violencia documentó 71 feminicidios, superando los 65 casos reportados por la Procuraduría General en 2023. Estos crímenes dejaron 54 menores de edad en la orfandad, resaltando el impacto devastador en las familias y la sociedad en general.
El segundo desafío será establecer precedente judicial para la aprobación de pensión alimentaria entre ex cónyuges o ex conviviente, ya que solo contamos con una pensión adlitem en los procesos de divorcio, generalmente los magistrados aprueban esta pasión por un único monto durante el proceso de divorcio, y son montos ínfimos.
Asimismo, en septiembre del pasado año, el Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD) publicó un artículo sobre la brecha salarial, en donde establece que “según el análisis de los datos presentados en la Plataforma Territorial de Desarrollo Humano (2010-2022) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aunque el 21% de las mujeres ocupadas son graduadas universitarias, frente al 9% de los hombres, el ingreso laboral de las mujeres es, en promedio, un 21.1% inferior al de los hombres.” Así como también, establece que “la disparidad en materia salarial entre hombres y mujeres con estudios universitarios alcanza el 24.2% en perjuicio de las mujeres. Para aquellas con estudios secundarios o técnicos, el ingreso es 32.9% inferior al de los hombres con el mismo nivel educativo. Y si una mujer solo ha completado la primaria, la brecha salarial se eleva al 39.1%.”[3]. Estos datos reflejan que no solo es una injusticia económica, sino también una falta de reconocimiento del valor del trabajo realizado por las mujeres en todos los niveles educativos.
La situación de las mujeres dominicanas en el ámbito laboral y económico resalta la necesidad urgente de políticas públicas que promueven la equidad de género. Es esencial que se implementen medidas que no solo fomenten la inclusión de las mujeres en el mercado laboral, sino que también aseguren condiciones laborales justas y equitativas. Esto incluye la promoción de la corresponsabilidad en el trabajo doméstico, son barreras que deben ser abordadas con urgencia, a fin de lograr una sociedad más equitativa, es necesario que se reconozcan y valoren las contribuciones de las mujeres en todos los ámbitos, y que se implementen políticas efectivas que
promuevan su empoderamiento y participación activa en la economía, pues la equidad de género no solo es un derecho humano, sino que también es un imperativo para el desarrollo sostenible y
el progreso social de las naciones. En este sentido, si las mujeres desempeñaran el mismo rol de los hombres, el mercado laboral, incrementarían el Producto Interno. Este tipo de afirmaciones no solo subraya la importancia de la equidad de género en el ámbito laboral, sino que también resalta cómo la inclusión de las mujeres en roles económicos puede ser un motor de crecimiento y desarrollo sostenible.
Es alentador apreciar que grandes líderes mundiales están abogando por esta causa y reconociendo el valor que las mujeres aportan a la economía. Su visión es un llamado a la acción para que todos y todas trabajemos juntos hacia un futuro donde la igualdad de oportunidades sea una realidad, y donde el potencial de cada individuo, independientemente de su género, sea plenamente aprovechado. En la última década se ha visto una participación cada vez mayor de las mujeres en las juntas directivas de las diferentes empresas del país. También han emergido nuevos modelos de liderazgo femenino en los cargos directivos y gerenciales. Estos logros hacen parte de los esfuerzos y objetivos que se trazaron las organizaciones que decidieron trabajar por fomentar la equidad de género.
Los desafíos en el mundo no han sido pocos así lo señala el reporte The Deloitte Global Center for Corporate Governance 2022, las mujeres tienen una participación de casi el 20 por ciento en las juntas directivas, pero en las principales empresas solo el 6,7 por ciento de las juntas tienen a una mujer como presidenta. Acá en Colombia, como lo explica el Club del 30% (una organización que integra a más de 1.000 directivos de 20 países y busca promover la participación del talento femenino en altos cargos), el objetivo es que para 2026 la cuota femenina en las juntas directivas sea de mínimo el 30 por ciento. Por ahora, únicamente el 8,4 por ciento de las firmas listadas en la Bolsa de Valores tienen a una mujer presidiendo las juntas.
¿Nos preguntamos, cuánto hemos avanzado?
Gracias a los compromisos internacionales para promover la igualdad de género se ha avanzado en algunos ámbitos, los casos de matrimonio infantil y mutilación genital femenina (MGF) han disminuido en los últimos años, y la representación de la mujer en la esfera política es mayor. Aun así, sigue sin cumplirse la promesa de un mundo en el que todas las mujeres y niñas disfruten de plena igualdad de género y en el que se hayan eliminado todas las barreras judiciales, sociales y económicas que impiden su empoderamiento.
También nos preguntamos ¿existen otros desafíos relacionados con la igualdad de género?
Si, de acuerdo al informe de la ONU en el objetivo 5, el cual busca lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. A nivel mundial el 35 % de las mujeres entre 15 y 49 años han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja o por una persona que no era su pareja. 1 de cada 3 niñas de entre 15 y 19 años ha sufrido algún tipo de mutilación genital femenina o ablación en los 30 países de África y Oriente Medio, donde esta peligrosa práctica es más común, y que conlleva un alto riesgo de hemorragias prolongadas, infecciones (incluido el VIH), complicaciones en el parto, infertilidad y muerte. Este tipo de violencia no solo perjudica a las mujeres y niñas a título individual, sino que también deteriora su calidad de vida en general y obstaculiza su participación activa en la sociedad.
En lo que respecta a la participación política de mujeres y hombres también debemos exigir el equilibrio. Una verdadera participación política con enfoque de género deberá garantizar tres elementos, inclusión, representación y paridad. De igual forma las sociedades deben tomar en consideración el fortalecimiento de la educación para la igualdad de derechos en todos los ámbitos de nuestras vidas y en todos los espacios en los que interactuemos, es la única vía segura para que podamos construir sociedades cada vez más humanas, justas, y solidarias, donde mujeres y hombres avancemos juntos, de igual a igual.
Para lograr igualdad en derecho es necesario una mirada amplia desde nuestras altas cortes, que se continúen eliminando barreras discriminatorias, pero además establecer respuestas expeditas en torno a las denuncias de algún tipo de violencia, concomitantemente a la emisión de órdenes de protección efectivas, y con el debido seguimiento sincronizado, con los órganos de atención. De igual manera es necesario establecer programas con mayor participación femenina en la política y la toma de decisiones. La equidad de género también se construye desde el poder. Que se establezcan-soluciones para enfrentar la desigualdad de género y la violencia contra la mujer, es necesario aprobar medidas concretas hacia una educación con perspectiva de género, en este sentido es esencial incluir en los currículums escolares programas que fomenten la equidad, el respeto y la igualdad de oportunidades desde la infancia. Los niños y niñas deben ser educados sobre la importancia del consentimiento, la autonomía personal y la resolución pacífica de conflictos. De igual manera es preciso, establecer campañas de sensibilización, el estado y las organizaciones sociales deben impulsar campañas permanentes que visibilicen el problema, informen sobre las rutas de denuncia y promuevan modelos de masculinidad saludable y relaciones igualitarias. También es preciso establecer programas de mayor alcance y apoyo integral a las víctimas. Es esencial fortalecer las redes de apoyo a mujeres víctimas de violencia, brindándoles asistencia oportuna psicológica, legal y económica para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y confianza. Para lograr equidad de género empeoramiento y participación económica y laboral equitativa entre mujeres y hombres debemos contar con voluntades de personas formadas en igualdad en derecho, ya que la educación es la base para el cambio social.
Me agrada observar una gran sinergia entre mujeres, donde la sororidad está presente.
Quiero cerrar con dos frases, la primera es de Hillary Clinton, cuando dijo ¨ Si las mujeres y las niñas fueran tratadas igual que los hombres en derechos, dignidad y oportunidad, veríamos el progreso político y económico en todo el mundo.¨
Y la segunda frase del extinto Papa Francisco, cuando dijo. ¨Todos estamos llamados a decir NO a cualquier tipo de violencia contra las mujeres y las niñas. Debemos luchar juntos para que se reconozcan los derechos humanos y la dignidad de todas las personas.¨
Dios bendiga República Dominicana, Colombia, y el mundo, muchísimas gracias por invitarnos a ser parte de este magno evento.
Dra. Carmen S. Herrera Medrano
PTE ANAI
[1] Acento. (29 de agosto de 2023). República Dominicana está por encima de los países de la región en igualdad de género. Disponible en https://acento.com.do/actualidad/republica-dominicana-esta-por-encima-de-los-paises-de-la-region-en-igualdad-de-genero-9240322.html
[2] Oficina Nacional de Estadística (ONE). (12 de marzo de 2024). Expertas y expertos analizan avances y desafíos en financiamiento para los derechos de las mujeres. Disponible en: https://www.one.gob.do/noticias/2024/expertas-y-expertos-analizan-avances-y-desafios-en-financiamiento-para-los-derechos-de-las-mujeres/
[3] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). (10 de septiembre de 2024). El costo de ser mujer en el mercado laboral. (2024). Disponible en: https://www.undp.org/es/dominican-republic/blog/el-costo-de-ser-mujer-en-el-mercado-laboral